- Este 30 de abril se conmemora el 148 aniversario de ese combate en lo que hoy es el municipio de Camarón de Tejeda, en la zona centro del estado
Xalapa, Ver., 29 de abril de 2011. Este sábado 30 se recordará el 148 aniversario de la Batalla de Camarón, episodio bélico que se dio en el marco de la intervención francesa y en el cual participaron 2 mil soldados mexicanos al mando del coronel Francisco de Paula Milán y 62 soldados de la Legión Extranjera de Francia dirigidos por el comandante Jean D´Anjou y sus subordinados teniente Napoleón Villain y subteniente Clément Maudet.
Hubieron de transcurrir más de 40 años desde la fecha de esa batalla para que México y Francia coincidieran en recordar este episodio no como el enfrentamiento de dos ejércitos, sino como un hecho en el que se dieron grandes muestras de valor, coraje y honor en ambos bandos.
Si bien es cierto que al momento de la invasión de Francia a México el ejército galo era considerado el mejor del mundo por su disciplina, sus tácticas, su armamento y sus victorias en diversas partes de Europa y los llamados territorios de ultramar dominados por los franceses, la verdad histórica demuestra que en Camarón, entonces una modesta villa entre el puerto de Veracruz y Córdoba, en la zona centro del estado, tuvo lugar un episodio que es conocido a nivel mundial más que por sus resultados, por el coraje y la gallardía de sus participantes.
La Legión Extranjera del ejército de Francia era mal vista en ese país, pues sus integrantes eran hombres de otras nacionalidades, muchos de ellos considerados parias, rechazados por muchos sectores de la nación a la que servían. Los legionarios estaban aislados de sus familias, sus hogares, sus países. Al comprender que eran rechazados prácticamente por todos, acuñaron una frase para identificarse: Legio Patria Nostra (La Legión es nuestra patria).
El 15 de abril de 1863 un convoy del ejército francés compuesto por 64 carretas que llevaban cañones destinados a abatir las defensas del ejército mexicano leal al Presidente Benito Juárez en Puebla, además de municiones, provisiones y cofres de oro para pagar a las tropas galas, partió desde el puerto de Veracruz. Los servicios de inteligencia del ejército mexicano descubrieron la situación y se empezó a crear una estrategia para impedir su avance.
El gobernador civil y militar del estado de Veracruz, coronel don Francisco de Paula Milán, recibió la instrucción de impedir el paso del convoy y preparó una fuerza integrada por tres batallones de infantería de la Guardia Nacional con sedes en Veracruz, Córdoba y Xalapa, integrados por 400 hombres cada uno.
A ellos se sumaron 500 jinetes lanceros y 300 irregulares para un total de 2 mil elementos con la misión de interceptar y capturar el cargamento enemigo.
El cargamento era de particular preocupación para los altos mandos del ejército francés, por lo que el 27 de abril el comandante en jefe de los legionarios, el coronel Pierre Joseph Jeanningros, recibió la instrucción de que la tercera compañía del primer regimiento a su mando debía escoltar al convoy mientras recorriera el área bajo su responsabilidad.
Desde su cuartel general en el cerro del Chiquihuite, en lo que hoy es el municipio de Atoyac, Jeanningros decidió que la tercera compañía del primer regimiento de la Legión debía llevar a cabo la tarea de escoltarlo mientras recorriera el área bajo su responsabilidad. Tres oficiales se ofrecieron como voluntarios; el capitán Jean D´Anjou, el teniente Napoleón Villain y el subteniente Clément Maudet.
En la mañana del 30 de abril, a las siete horas, se dio el primer enfrentamiento entre los legionarios y las tropas mexicanas. El combate entre ambos bandos se prolongó por 11 horas. El capitán D´Anjou murió en uno de tantos enfrentamientos. Hay versiones encontradas de este episodio. Unas afirman que D´Anjou resultó gravemente herido y sus soldados lo llevaron a resguardo.
Enterado don Francisco de Paula Milán, envió a su médico personal a atender al comandante legionario, pero este rechazó la atención y arengó a sus soldados a seguir luchando. Un francotirador lo ultimó y los legionarios sobrevivientes rescataron una mano de madera que su comandante utilizaba como prótesis pues había perdido esa extremidad en la guerra contra los rusos en Crimea, y regresaron a seguir peleando.
Los legionarios eran de nacionalidad polaca, italiana, alemana y española, principalmente. De los 62 legionarios 31 perdieron la vida en las 11 horas de combate, 23 resultaron heridos, sobreviviendo 16 de ellos y junto con otros ocho lograron regresar posteriormente a Francia. Entre ellos estaban los cabos Berg y Maine y los soldados Wensel, Schaffner, Fritz, Pinzinger y Brunswick, que fueron hechos Caballeros de la Legión de Honor de Francia, y Magnin, Palmaert, Kunassec, Schreiblick, Rebares y Groski, quienes recibieron la Medalla Militar francesa.
De parte de los soldados mexicanos hubo 300 muertos según algunas crónicas. Muchos de estos soldados estaban mal armados, algunos no llevaban armas de fuego sino machetes y otras rudimentarias armas, pero su espíritu por luchar contra los invasores los llevó a sacrificar su vida cargando sin más defensa que el ideal de impedir que México fuera parte del imperio napoleónico.
Desde 1904 la fecha de la batalla del Camarón es un evento ritual para la Legión Extranjera, y se celebra con gran marcialidad y respeto en el patio de honor del cuartel general de la Legión en Aubagne, cerca de Marsella, donde está escrita la frase que es la consigna de los miembros de ese cuerpo: “Cada legionario tiene a Camarón tallado en su corazón”.
La mano de madera del capitán D´Anjou, guardada en una pequeña urna, es exhibida frente a los regimientos y un recuento de la batalla es leído a cada una de las unidades de la Legión en el día de las ceremonias. Las cenizas de los demás muertos en Camarón son preservadas en un relicario, mientras que el águila mexicana, que se convirtió en la insignia del primer regimiento, es paseada alrededor de la capilla. La palabra “Camerone” está inscrita en letras de oro en las paredes de Les Invalides en París.
En el monumento erigido a la memoria de los legionarios, en las afueras de Camarón, Veracruz, hay una inscripción que reza: “Aquí estuvieron menos de sesenta opuestos a todo un ejército. La vida abandonó a estos soldados franceses antes que el coraje el 30 de abril de 1863”.
También existe un monumento en memoria de los soldados mexicanos muertos en esa batalla.
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